miércoles, 2 de diciembre de 2009

Camino a Monterrey XXXI ( capitulos nuevos)

¨_Salvador. ¿Estas’?

_pasa, pasa Janet.

_que averiguaste dime

_por que no hablamos claro, eh por que mejor no me cuentas toda la historia.

Me quede sin saber que decir, Salvador no era mi mejor amigo, pero siempre habíamos trabajado juntos, y había entre nosotros un trato especial. No sabia que podía saber el, y que podía decirle yo, aun tenia que guardar silencio, por Javier y por todo lo que aconteció.

_Mira Salvador, de momento, mejor es no decirte nada, ya después te contare, no quiero hablar de esto, yo vine a ver como estas, y veo que ya estas mejor, así, que me retiro a mi cuarto.

Me dirigí con dirección ala puerta y sentí que le estaba fallando a un colega, que siempre fue fiel a mi trabajo. Me sentí mal, pero contarle mi relación con José, quizás lo pondría en peligro.

_Si deseas bajamos a caminar un poco.

_No, Janet, tengo trabajo, quiero ver todas las imágenes, y editarlas, aun tengo mucho que hacer, y no tengo ganas de caminar.
Mañana me levantare tarde, si me necesitas para algo, me despiertas vale.

_esta bien salvador, yo tengo que salir en la mañana pero regreso en seguida y te busco para desayunar juntos de acuerdo.

_ OK.

Salí de la habitación era un poco incomodo, estar con el y sentir que le escondía cosas, pero era mi vida intima, no era una historia mas.

Me fui a descansar para llegar a mi habitación tenia que cruzar un patio, que tenia una pileta en el centro, me acerque al centro y desde ahí pude ver la luna, tan bella mas resplandeciente que nunca, que enorme la veía, tenia unas ganas de llorar al verme sola, solo pude recordar el beso de José, lo amaba tanto, y ese amor se desvanecía en mis manos como el agua helada de la fuente, mire que había muchas moneditas dentro, me sonreí un poco, pensando en todas esas personas, que echaban una moneda pidiendo un deseo, quise pedir un deseo, pero mas que un deseo, era un milagro, pedir que quizás José, no haya muerto, un nudo se agrietaba en mi garganta, y una lagrima me recorría la cara, metí inconscientemente la mano al bolsillo, buscando una moneda, pero sabia que nada podía hacerse, mi deseo jamás se cumpliría.
Me fui a dormir algo enojada con la vida.




Casi nunca muestro mis sentimientos, no es que una periodista sea de hierro
Pero pasa que uno aprende a controlar sus impulsos como sus emociones, lo de José yo lo asimilaba como si se tratara una noticia mas, no dejaba que afectara mi profesionalidad y mi personalidad.

Amanecía Huaraz con una temperatura helada, ya la población había vuelto a sus actividades cotidianas, el susto de ayer ya no se percibía, la gente ya en las calles, trabajando y los chiquillos tan temprano ya vestidos con sus trajes escolares, parecía que había amanecido en otro pueblo, de la incertidumbre de ayer, y el gentío en la plaza no quedaba mas un par de soldados respaldando la municipalidad y la corte de justicia, de posibles ataques, todo estaba en calma.
Yo ya en la puerta del hotel, con cámara en mano, esperaba a ese niño, que me llevaría a conocer a sus padres, me preguntaba de que querría hablarme, quizás, alguna denuncia mas contra ese fiscal corrupto que vine a investigar. En fin tenia que seguir trabajando, aunque tenía planeado, buscar a Javier, a ver si ya se habían podido recuperar los cadáveres de la montaña.

_señorita
_ah hola amiguito, ¿ya nos vamos?

Aquel niño había llegado, pronto sabría de qué se trataba.