sábado, 16 de enero de 2010

Camino a Monterrey XXXV (llegando al final)

Se veía decidido, a decirme todo de una vez, me hizo entrar por una puerta pequeña, que conducía a un pasaje largo, varios cuartos alrededor, y me conducía al final, una habitación oscura, con una solo una ventana a media luz, limpia pero siempre con ese olor característico de la sierra, mantas gruesas sobre la cama, cubrían un hombre que se encontraba acostado, con la cabeza media vendado, con vendas hechas no precisamente por un medico si no mas, por manos inexpertas, un olor fuerte alcohol, en el cuarto y agua ardiente.

_que es esto (pregunte)
_este hombre solo menciona su nombre, señorita, lo recogimos ayer después de la explosión, no ha querido que lo llevemos a Huaraz.
Mi corazón se me salía del pecho, era JOSE, era el, aunque estaba vendado hasta la nariz reconocía sus labios delgados, era el, no tenia ninguna duda, corrí a arrodillarme frente a su cama, le tome la mano, estaba helado, estaba muriéndose. Habría perdido mucha sangre, tenía un golpe en la cabeza que es la que mas sangraba.
_ ¿lo conoce usted señorita?
_si, es un amigo mío. Tenemos que llevarlo al hospital.
_yo, pensé que el podría ser uno de los terroristas, por que no quiso que lo lleváramos al hospital, mi hija lo ha estado atendiendo, ella estudia enfermería.
_no es un terrorista…pero aquí, se morirá, necesita medicamentos.
_lléveselo usted señorita, aquí no lo quiero tener mas, le daré mi camioneta para que los lleven a donde quieran.

En el cuarto entro la muchacha del auto, y se opuso, a que lo levantemos,

_no se lo llevara de aquí.
_necesita un medico.
_No, el solo necesita descansar, yo le estoy atendiendo, si lo movemos podría ser peligroso, no dejare que te lo lleves.

La vi. Tan decidida, tan entregada en su propósito de cuidarlo, que hasta sentí vergüenza de mi misma, al no tener esa misma determinación, una niña de apenas 16 años, me estaba dando una lección.

_esta bien, no me lo llevare, pero déjenme traer un medico, por favor, no les causare ningún problema.
El padre el señor jacinto intervino, diciendo:
_Esta bien, traiga medico aquí, pero no diga a nadie mas, por que si esta complicado, también mi familia, lo estará.
_No se preocupe, a hora mismo, me voy a traer un medico, a Huaraz.