viernes, 16 de octubre de 2009

Camino a monterrey II

Luego salir de hay. Buscar de un modo, una explicación. Bueno habría que visitar obligado, el pequeño museo. Donde nos informaríamos. Así entre risa y la conversación del clima nos pusimos a tomar las fotos, de rigor, jejejej entre las piedras en el museo, en las puertas. En todo ese gran lugar. Vi una ancianita. Muy pequeñita ya encogida de los años, que vivía ya, cansada de tanto mirar las ruinas, seguro ella sabia mucho de la historia y sabia como había cambiado todo, una sonrisa ingenua y un quechua que no entendía, no me permitía entender ni una palabra. Buscar en el bolsillo una moneda. Para regalársela. Era lo único posible… Como es lógico, si entendí la sonrisa de agradecimiento y la señal de la cruz que hizo, eso me lleno de alegría y veía a José, de otra manera. Vamos me dijo. Ya empieza a correr viento, pues así nos fuimos caminando ya, entre sonrisas, una cuesta que nos cansaba y luego unas escaleras que ,,,, ufssss que cansancio poder subirPero con prisa y sin retroceder nos encaminamos y pronto sentía mi cuerpo mis venas mi sangre que se agitaba todo corría mas aprisa. Hasta mis latidos y mi espiración iba a mil. La ardua caminata nos ponía frente a uno mismo, contra tu propio cansancio. Y solo era seguir avanzando. Demostrarme a mi misma que llegaría a esa cima, casi con el ultimo aliento llegamos, bueno llegue yo, por que en esta historia debo confesar que José un tipo alto formidable, con un físico, impresionante. Llego sin una pizca de agitacionEntonces empecé a imaginarlo, en su magnifica anatomía. Y eso me daba más sudor, y más agitación…Caminaba detrás de él para poder verlo, contemplarlo, sin que me cogiera la miradaHay estaba yo, detrás de un sueño, una meta que parecía, empezaba a empaparse con la lluvia.

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